September 17, 2016 / 6 Comments
El paso del tiempo es inexorable. Por ello, hay que acostumbrarse desde jóvenes a enfrentar cada cumpleaños con alegría. Eso sí, reconozco que a partir de una cierta edad cada cumpleaños puede traer consigo una pequeña o gran crisis de identidad. A los 30, 40 o 50 y tantos ya no eres una niña, pero tampoco eres anciana. A estas edades el cómo te ves no siempre coincide con cómo te ven los demás. Puedes sentirte espiritualmente joven y tener achaques y dolencias, o bien lucir un cuerpo sano y espectacular, pero mostrar una actitud cansada ante la vida.
El hecho es que en algún momento, que no tiene por qué coincidir con una edad en particular, te puedes llegar a sentir “mayor” y un poco perdida.
En general, a mis 53 años, me siento joven y llena de vida. Pero también hay días en los que me siento cansada y mayor. Es más, incluso me miro al espejo y empiezo a notar que los cambios físicos cada vez se aceleran más.
Me parece absurdo quitarse años, pero también entiendo que en algunas situaciones es tentador. A veces los demás te tratan de otra manera cuando saben que tienes muchos más años que ellos. Nunca he mentido acerca de mi edad, y reconozco que me halaga cuando los demás exclaman sorprendidos que no represento mis años, aunque afortunadamente esto va convirtiéndose en lo normal entre las mujeres de mi generación.
Todo es cuestión de perspectiva. Cuando algún día me preocupo por mi edad, recuerdo que a mi abuela, que tiene noventa y nueve ¡le encanta que le digan que parece que tiene noventa! Además, por teléfono, tiene voz de mujer más joven. Sin embargo, una noche, me confesó: «a veces, me miro al espejo, y no me reconozco. Con lo guapa que yo he sido …» De hecho, un día se sintió muy ofendida cuando alguien le preguntó que quién era la muchacha guapa de la foto de la pared: «Yo, cuando tenía treinta y cinco años», respondió malhumorada. Su enfado me enterneció, y pensé que un día yo estaré en su misma situación.
Sugerencia para llevar mejor el paso de los años
He escuchado decir a menudo a mujeres de una cierta edad: «¿donde fueron a parar todos los años anteriores?», como si se hubieran acostado con 20 años, y a la mañana siguiente su despertaran con 50, 60 ó más. Yo a veces tengo esa sensación. Y es que, como afirma Carl Jung en sus obras, la mediana edad es una época de despertar, en muchos sentidos. Nuestra visión de la vida es más amplia y más profunda. Es el momento de hacer balance y recordar todos nuestros logros, grandes y pequeños, de cualquier tipo. No sirve lamentarse de los errores pasados, sino congratularnos por lo que aprendimos de ellos.
Con el tiempo, casi todo lo que en un momento determinado nos pareció una desgracia, a la larga entendemos que nos hizo crecer interiormente.
¿Cuales han sido, hasta ahora, tus mayores logros? No han de ser cosas que pasen a los libros de historia, pero ten en cuenta que cada cosa que hagas en realidad sí contribuye no sólo a tu historia, sino a la historia de la humanidad.
Para las madres, concebir y dar a luz un hijo es un gran logro. También el haber sido capaz de abandonar una relación de pareja abusiva, o emigrar a otro país. Todo cuenta.
Haz una lista de los puntos de tu carácter que han mejorado con el paso del tiempo, y de los que crees que han empeorado. Congratúlate por lo positivo y proponte cambiar lo negativo. Cuando tengas un mal día, relee tus logros y tus puntos fuertes, y aumentarás tu nivel de energía y recuperarás el optimismo. Recuérdate que sentirte “mayor” es simplemente eso, una sensación.
Es tan cierto lo q decís y una equivoca la perspectiva respecto de estos temas muchas veces.
Es que somos humanas … Nos pasa a todas. Besitos y gracias por leer y comentar. 😀
Me encantó, muchas veces me he sentido como lo describes.. Gracias
Gracias Evelyn. En el fondo todas tenemos los mismos sentimientos. 😀
¡Lo haré! De momento no hay crisis, pero sí días “flácidos”… Gracias por tu siempre positivo punto de vista.
Todas tenemos esos días. 😀